Como una hoja que cae del árbol de la vida,
amarillenta y medio seca. Revoloteo en medio de la nada
y caigo despacio hacia el suelo húmedo y sombrío
dejando que nada ya me importe.
Nublando todo deseo y pensamiento con un solo sentimiento,
que arrolla mi alma en la inmensidad del abismo.
Nada pasa ya por mi mente, solo el deseo ferviente
de no dejar pasar un solo segundo más.
De ir contra el destino oscuro e incierto
que con macabro desacierto a previsto mi muerte certera.
Y yo desafiante ante tal propósito me revelo
y en un grito de impotencia absoluta
nombro cada ser amado en espera de una respuesta.
Deseando ser escuchada y atendida
por quien me declaró amor eterno
y ahora en la soledad de mi final ha desaparecido.
¿Donde estas amado mío?¿Qué fuerza oculta detiene tu regreso?
¿Qué extraño imprevisto hace que no estés a mi lado
en estas horas malditas y frías?
Vuelve e inunda de amor la pena que mi corazón,
que triste y apagado llora de dolor.
Atiende mi ruego destino cruel y deja que mi amado
me vuelva a mostrar una sola mirada deseosa,
un solo beso cálido y apasionado.
Y solo por un último instante, mi corazón ya apagado
se ilumine con la hermosa luz del amor.
Solo un último beso y una caricia robada
para luego seguir mi viaje sin añorar nada.
Permíteme solo eso y sin decir ya nada
caeré del todo bajo la sombra del árbol de la vida.
Ya noto el frío suelo y la humedad de la tierra
nadie acudió a mi llamada y triste y sola
mi último aliento me deja.
MagdaC.
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